La mayoría de las especies de hormigas son inofensivas para los humanos, y algunas incluso son beneficiosas para el medio ambiente porque juegan un papel importante como polinizadores, dispersores de semillas o depredadores de otras plagas. Sin embargo, algunas especies afectan a los humanos de diferentes maneras, como contaminar la comida del hospital o los instrumentos quirúrgicos, anidar en el césped u otras estructuras (como macizos de flores, raíces de plantas, troncos de árboles ornamentales o aceras), alimentarse de brotes jóvenes, hojas que caen o mordiendo. los frutos de las plantas, protegiendo plagas como el pulgón, la mosca blanca o la cochinilla, entran en las casas para robar comida o construir nidos en estructuras de madera o instalaciones o equipos eléctricos, provocando graves daños que muchas veces se traducen en cuantiosas pérdidas económicas.